Todas las familias queremos que nuestros hijos e hijas sean autónomos: que aprendan a comer solos, que se vistan sin ayuda, que se laven los dientes… A pesar de ello, fomentar la autonomía infantil puede resultar complicado. A veces, esto ocurre porque nos da miedo que se hagan daño y retrasamos el momento. Otros, porque nos adelantamos a su edad y les generamos rechazo.

Y es que en este caso, al igual que en muchos otros relacionados con la crianza y la educación, no existe una fórmula mágica. Depende de cada niño. Los hay que, desde que tienen dos años, quieren comer solos y escoger su ropa; y otros que, a la misma edad, necesitan que los ayuden y acompañen en cada proceso. Hay que respetar sus tempos pero, a la vez, favorecer su autonomía. Los beneficios de hacerlo son muchos y variados.

Beneficios de la autonomía infantil
  • Más seguridad. Los niños, como los adultos, saben a ciencia cierta que pueden llevar a cabo una actividad en el momento en que la abordan; previamente se sienten inseguros de sus capacidades. Por esta razón es importante que, poco a poco y en la medida de sus posibilidades, vayan asumiendo nuevos retos. Al hacerlo, no solo pierden el miedo, sino que también ganan seguridad y confianza en sí mismos.
  • Más autoestima. En la medida en que los niños y niñas se dan cuenta de que pueden hacer cosas por sí mismos, se sienten más capaces y más seguros. Y esta capacidad y seguridad se traduce, también, en mayor autoestima. Saben que, si se esfuerzan, pueden lograr sus metas.
  • Más independencia. Aunque autonomía no es sinónimo de independencia, estos términos están muy relacionados. Los niños autónomos no necesitan la ayuda de un adulto para comer, cambiarse de ropa o ir al baño. Con el tiempo, esta autonomía se traduce en una mayor independencia y mayor facilidad para tomar decisiones por sí mismos.
  • Máss empatía. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Una de las muchas maneras de educar en este valor es compartir las tareas del hogar con los más pequeños. Los niños y niñas que ponen la mesa, que se hacen la cama o que ayudan a limpiar y cocinar aprenden tareas básicas para su futuro y, también, suelen valorar más el trabajo diario de sus familias.
  • Más responsabilidad. Los niños autónomos son, también, más responsables. Saben que las cosas no se hacen por sí solas, que dependen de uno mismo para que sucedan. Así, desde la infancia y a medida que van creciendo, aprenden a hacerse responsables de sus decisiones y acciones.
La autonomía infantil tiene múltiples beneficios para los niños y niñas.
Consejos para fomentar la autonomía infantil

Ahora que ya sabemos que la autonomía infantil es fundamental para el desarrollo de los más pequeños, nos queda una incógnita por resolver: ¿cómo podemos potenciarla?

  • Respeta sus tempos. Muchas veces los progenitores y los educadores intentamos que nuestros hijos o hijas desarrollen actividades para las que aún no están preparados, o bien, pretendemos que las hagan con la misma rapidez que nosotros. En ambos casos, acelerar procesos es contraproducente. Los más pequeños entienden que no son capaces de abordar la tarea que les ha sido asignada o que la realizan mal porque no son tan rápidos o eficientes como sus padres. Se frustran y pierden la motivación. Para evitarlo, debemos animarles cuando muestran interés en hacer tareas sin ayuda, y tener paciencia si tardan más en comer, vestirse o peinarse. No olvidemos que es la primera vez que lo hacen.
  • Respeta su espacio De la misma forma que hay que respetar su tiempo, es necesario respetar su espacio. ¿Qué significa esto? Que debemos dejar que los más pequeños coman, se vistan o hagan la cama a solas y que no nos importe que se manchen o que ensucien la casa, que se peinen mal, que no combinen bien la ropa o que la habitación no quede igual de ordenada. Hay que dejarles margen para que se equivoquen, ya que es la única manera de favorecer su autonomía.
  • Valora su esfuerzo. Los niños y niñas no tienen que hacerlo todo a la perfección. Lo importante es que lo hagan. Por eso, además de animarles a ser más autónomos, debemos valorar su esfuerzo y apoyarlos. Si no consiguen atarse los cordones o hacerse la cama, hay que explicarles que son tareas que requieren un tiempo de aprender, y los ayudaremos a gestionar su frustración. Si, por el contrario, han hecho estas tareas de manera satisfactoria, tendremos que mostrar interés por este logro.
  • Dales opciones. La autonomía infantil no solo se favorece con palabras, también con hechos. Por ello es necesario crear un entorno propicio para este fin. Por ejemplo, si queremos que nuestros hijos o hijas pongan la mesa, tendremos que guardar los cubiertos y la vajilla en un espacio en el que puedan acceder. Además, también es importante crear oportunidades que permitan desarrollar su autonomía como invitarles a llevar a cabo ciertas tareas o que nos acompañen a hacer la compra.
A Macrolim somos expertos en actividades extraescolares y ocio infantil. ¿Necesitas asesoramiento? Contacta con nosotros y te ayudamos.