¿Te imaginas trabajar ocho horas al día en una silla con el respaldo roto? ¿O en una mesa que cojea y que te hace tambalear? ¿O intentar pasar consulta a un paciente con las bombillas parpadeando? No importa el sector de producción al que pertenezca tu compañía o entidad: para que funcione a la perfección, necesita contar con un plan de mantenimiento para empresas. Solo así garantizará el buen funcionamiento de sus instalaciones y equipamientos y, gracias a ello, el bienestar y rendimiento de sus trabajadores.

Y es que, aunque muchas veces nos olvidemos de ello, el mantenimiento y la productividad son conceptos inseparables. Los empleados necesitan sentirse cómodos y protegidos para rendir al máximo en su puesto de trabajo y, para lograrlo, precisan de un entorno seguro y adaptado a las exigencias de su profesión.

Además de crear un clima que favorezca el trabajo y la consecución de objetivos, contar con un plan de mantenimiento tiene múltiples ventajas para el empresario y el empleado. Como explicamos en el artículo Ventajas de contratar a un ‘manitas’ en tu centro de trabajo, desde el ahorro que supone alargar la vida útil de los equipos e instalaciones hasta las ganancias que implica contar con una imagen corporativa fuerte.

Pero, ¿qué fases debe incluir un plan de mantenimiento para empresas para ser efectivo?

1. Mantenimiento predictivo

Como su nombre indica, este tipo de mantenimiento tiene como objetivo predecir cualquier avería o desperfecto en el centro de trabajo. Para poder implementarlo, es necesario realizar un estudio pormenorizado de los equipos e instalaciones de la empresa, revisar su estado y tener en cuenta las recomendaciones del fabricante y la legislación vigente. Con la información recopilada, podremos elaborar un plan de mantenimiento para empresas que nos permita examinar las infraestructuras de forma periódica y, de esta forma, evitar su deterioro.

2. Mantenimiento correctivo

En ocasiones, las averías o desperfectos en las instalaciones no se pueden evitar. Un movimiento brusco puede hacer que una silla se rompa o que el pomo de la puerta se desprenda. En este caso, aplicaremos un mantenimiento correctivo, es decir, la reparación del equipo o infraestructura deteriorada.

Un buen mantenimiento para empresas garantiza el confort y rendimiento de los trabajadores

3. Mantenimiento curativo

El uso –o mal uso- de un equipo o instalación puede hacer que se rompa y requiera de mucho más que una simple reparación. En este caso, las piezas deben sustituirse en su práctica totalidad o, directamente, renovarse al completo. A este tipo de mantenimiento se le conoce como curativo e, incluye, desde el montaje de muebles hasta la substitución de persianas, instalación de extractores o equipos electrónicos, entre otras muchas tareas.

Así pues, si elaboramos un plan de mantenimiento para empresas y lo implementamos teniendo en cuenta estas pautas, evitaremos los costes y fallos en las infraestructuras y crearemos entornos propicios a la productividad.

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